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[Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
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[Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
—¿No crees que las estrellas son hermosas, Aree?— Preguntó Nanashi en un tono suave, casi hasta meloso, mirando de reojo a su novia.
—¿Hm? ... si ... tienes razón, y son tantas...— Dijo entrecortadamente, soltando un suave bostezo, tapandose la boca con la mano izquierda.
Nanashi por su lado soltó una pequeña risa, entrecerrando los ojos para asi lograr nublar la vista, como si lo hiciera por gusto, pero ahora mismo eran las tres de la mañana, poco a poco el sueño se iba apoderando de ellos, invadiendo sus mentes y debilitando sus sentidos poco a poco. Parecian dos niños pequeños aguantando como podian esa última energía que los antenía despiertos, como si estuvieran esperando anciosos la llegada de alguien o de algo, que simplemente no se podian perder.
Y de repente ... comenzó aquel espectaculo que tanto habian esperado, una lluvia de meteoritos. El cielo se tornaba más iluminado ahora, parecía como si estuviera lloviendo encerio, casi toda la cupula nocturna se cubría de aquella hermosura espacial. Poco a poco iban pasando aquellos meteoros que se iban desintegrando al llegar a la tierra, cada uno soltando un brillo especial, hasta si se lograba tener el suficiente silencio, quizas hasta se podría escuchar un zumbido leve y especial causado por las llamaradas que esta lluvia espacial estaba causando en la tierra. Nanashi miraba totalmente interesado aquella lluvia que parecía no tener fin, y sentandose en el techo de la casa en la cual se encontraban, tocandole el hombro a su novia, señaló en especial un meteorito que parecía no desaparecer, como si su estela brillante quisiera seguir intacta en el cielo nocturno, como si quisiera dejar su marca personal en el final de aquel evento tan especial y tan raramente visto.
—Mira, Aree... mira ese meteorito, ¡que hermoso!— Decía bastante efusivo, aún sin despegar su mirada del meteorito que parecía no desaparecer con su brillo celeste.
—...— La peliazul no contestó, se había quedado dormida antes que comenzara la lluvia de meteoros.
—¿Aree?— Desvió su mirada apenas unos segundos de aquel meteoro, notando que su novia se había dormido. —Se quedó dormida...— Susurró soltando una pequeña risa.
Cuando Nanashi volvió su mirada para querer ver de nuevo aquel espectaculo que seguro estaría pronto llegando a su fin, no pudo ver nuevamente aquel meteorito brillante que estaba pasando, seguro ya se habría desintegrado por completo, terminando asi con todo entretenimiento nocturno esta jornada. Sonriendo de medio labio y suspirando satisfecho, apoyó las manos a sus costados, sobre las tejas, mirando de reojo a su pareja, la cual yacía placidamente dormida y tapada con un abrigo que Nanashi había traido.
—¿Hm? ... si ... tienes razón, y son tantas...— Dijo entrecortadamente, soltando un suave bostezo, tapandose la boca con la mano izquierda.
Nanashi por su lado soltó una pequeña risa, entrecerrando los ojos para asi lograr nublar la vista, como si lo hiciera por gusto, pero ahora mismo eran las tres de la mañana, poco a poco el sueño se iba apoderando de ellos, invadiendo sus mentes y debilitando sus sentidos poco a poco. Parecian dos niños pequeños aguantando como podian esa última energía que los antenía despiertos, como si estuvieran esperando anciosos la llegada de alguien o de algo, que simplemente no se podian perder.
Y de repente ... comenzó aquel espectaculo que tanto habian esperado, una lluvia de meteoritos. El cielo se tornaba más iluminado ahora, parecía como si estuviera lloviendo encerio, casi toda la cupula nocturna se cubría de aquella hermosura espacial. Poco a poco iban pasando aquellos meteoros que se iban desintegrando al llegar a la tierra, cada uno soltando un brillo especial, hasta si se lograba tener el suficiente silencio, quizas hasta se podría escuchar un zumbido leve y especial causado por las llamaradas que esta lluvia espacial estaba causando en la tierra. Nanashi miraba totalmente interesado aquella lluvia que parecía no tener fin, y sentandose en el techo de la casa en la cual se encontraban, tocandole el hombro a su novia, señaló en especial un meteorito que parecía no desaparecer, como si su estela brillante quisiera seguir intacta en el cielo nocturno, como si quisiera dejar su marca personal en el final de aquel evento tan especial y tan raramente visto.
—Mira, Aree... mira ese meteorito, ¡que hermoso!— Decía bastante efusivo, aún sin despegar su mirada del meteorito que parecía no desaparecer con su brillo celeste.
—...— La peliazul no contestó, se había quedado dormida antes que comenzara la lluvia de meteoros.
—¿Aree?— Desvió su mirada apenas unos segundos de aquel meteoro, notando que su novia se había dormido. —Se quedó dormida...— Susurró soltando una pequeña risa.
Cuando Nanashi volvió su mirada para querer ver de nuevo aquel espectaculo que seguro estaría pronto llegando a su fin, no pudo ver nuevamente aquel meteorito brillante que estaba pasando, seguro ya se habría desintegrado por completo, terminando asi con todo entretenimiento nocturno esta jornada. Sonriendo de medio labio y suspirando satisfecho, apoyó las manos a sus costados, sobre las tejas, mirando de reojo a su pareja, la cual yacía placidamente dormida y tapada con un abrigo que Nanashi había traido.
Nanashi- Genin
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 06/07/2011
Edad : 31
Localización : ~Entre las sombras, donde tu mente sienta temor por mi...~
Re: [Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
Cargando a su novia desde el techo hasta el interior de la casa, sonriendo de medio labio la dejó recostada en la cama, luego Nanashi por su lado se fue a la cocina, aún no tenía sueño, al menos no demasiado, por lo tanto dormir en estos momentos no era una opción demasiado fiable, o por lo menos no tenía ganas de tener esa elección ahora.
Poniendo a calentar en una pava un tanto de agua, esperó sentado en una silla de la cocina/comedor, soltando un profundo suspiro y sacando del bolsillo derecho de su pantalon, una pequeña cajetilla de cigarrillos, de la cual sacó uno que parecía ya estar empezado, dejado por la mitad por asi decirlo, y luego sacando un encendedor de metal del mismo bolsillo, encendió el cigarillo, apoyando la parte del filtro sobre sus labiales, sosteniendolo y aspirando aquel humo del tabaco quemado, disfrutandolo lentamente, como si estuviera degustandolo con su paladar y lengua.
Luego soltó el humo despues de haberlo aguantado por unos segundos en un profundo suspiro, entrecerrando los ojos y escuchando como pronto el agua dentro de la caldera empezaría a hervir, por lo tanto antes que comenzara a sonar aquelo chirrito molesto que es tan caracteristico del agua caliente dentro de una pava, apagó el suministro de fuego, y agarró con su mano izquierda el mango de la caldera, para asi dejarla sobre la mesa.
Dió unos cuantos pasos, abrió una gabeta de la cocina y sacó un Ramen instantaneo, destapandolo un poco y poniendole aquella agua bien caliente, luego volvió a tapar el recipiente, poniendole un par de palillos encima para que el papel no se levantara y el calor del vapor y el agua no se escaparan hacia el exterior.
—Luego de esto, a dormir...— Susurró dando una larga calada al cigarrillo que tenía, terminandoselo y tirando lo que quedaba de este, que era basicamente el filtro, a la basura.
Luego volvió a sentarse, y sacando completamente la tapa de aquel Ramen instantaneo que había dejado reposar con aquella agua hirviendo, insertó los palillos dentro del recipiente, revolviendo bien cada uno de los ingredientes, tanto la pasta como todo lo que incluía este Ramen instantaneo de 3 minutos.
—Ah, que rico ... pero le falta picante.— Susurró hablando consigo mismo luego de haber provado un poco de aquellos tallarines.
—Me pregunto donde habrá quedado la pimienta...— Agregó mirando hacia todos lados, rascandose el costado izquierdo de la cabeza con su mano izquierda.
Levantandose de la mesa, empezó a buscar en las gabetas, hasta que encontró el pimentero, y le hechó un poco a aquel Ramen que estaba comiendo, mezcló rapidamente con los palillos y reanudó su accion de comer los tallarines y beber un poco del caldo, para que fuera bajando poco a poco.
—Ahora si ... le faltaba ese picór...— Murmuró aún hablando consigo mismo. Pero luego escuchó un sonido leve proviniendo desde un costado, de la habitación donde estaba durmiendo Aree... Nanashi iba a levantarse, pero cuando iba a hacer esto, apareció la Yamanaka, "tallandose" los ojos con las palmas superiores de las manos, bostezando profundamente y mirando con algo de pereza al Bunshi, sonriendo de manera leve, notandose que aún seguía algo dormida.
—Hola bella durmiente, ¿que o quien te echó de la cama?— Preguntó soltando una pequeña risa.
—¿Has estado fumando de nuevo?— Preguntó ella, apretando el entrecejo y olisqueando el aire con suma curiosidad.
—Ahm, si ... solo fue uno pequeño...— Admitió suspirando profundamente, terminando de tomar lo que quedaba del caldo del Ramen instantaneo.
—¿Que te he dicho de fumar? ... tienes que terminar con esa costumbre, o terminarás muriendo de cancer al pulmón.— Se quejó inflando las mejillas.
Nanashi suspiró y se levantó de su asiento, tirando el recipiente vacío de Ramen y acercandose a su novia, dandole un tierno beso en los labios que ella correspondió con gusto, pero se notaba en la mirada de la Yamanaka, que no le gustaba en absoluto que su pareja fumara, menos dentro de la casa, seguramente por el olor que quedaría ahi dentro.
Poniendo a calentar en una pava un tanto de agua, esperó sentado en una silla de la cocina/comedor, soltando un profundo suspiro y sacando del bolsillo derecho de su pantalon, una pequeña cajetilla de cigarrillos, de la cual sacó uno que parecía ya estar empezado, dejado por la mitad por asi decirlo, y luego sacando un encendedor de metal del mismo bolsillo, encendió el cigarillo, apoyando la parte del filtro sobre sus labiales, sosteniendolo y aspirando aquel humo del tabaco quemado, disfrutandolo lentamente, como si estuviera degustandolo con su paladar y lengua.
Luego soltó el humo despues de haberlo aguantado por unos segundos en un profundo suspiro, entrecerrando los ojos y escuchando como pronto el agua dentro de la caldera empezaría a hervir, por lo tanto antes que comenzara a sonar aquelo chirrito molesto que es tan caracteristico del agua caliente dentro de una pava, apagó el suministro de fuego, y agarró con su mano izquierda el mango de la caldera, para asi dejarla sobre la mesa.
Dió unos cuantos pasos, abrió una gabeta de la cocina y sacó un Ramen instantaneo, destapandolo un poco y poniendole aquella agua bien caliente, luego volvió a tapar el recipiente, poniendole un par de palillos encima para que el papel no se levantara y el calor del vapor y el agua no se escaparan hacia el exterior.
—Luego de esto, a dormir...— Susurró dando una larga calada al cigarrillo que tenía, terminandoselo y tirando lo que quedaba de este, que era basicamente el filtro, a la basura.
Luego volvió a sentarse, y sacando completamente la tapa de aquel Ramen instantaneo que había dejado reposar con aquella agua hirviendo, insertó los palillos dentro del recipiente, revolviendo bien cada uno de los ingredientes, tanto la pasta como todo lo que incluía este Ramen instantaneo de 3 minutos.
—Ah, que rico ... pero le falta picante.— Susurró hablando consigo mismo luego de haber provado un poco de aquellos tallarines.
—Me pregunto donde habrá quedado la pimienta...— Agregó mirando hacia todos lados, rascandose el costado izquierdo de la cabeza con su mano izquierda.
Levantandose de la mesa, empezó a buscar en las gabetas, hasta que encontró el pimentero, y le hechó un poco a aquel Ramen que estaba comiendo, mezcló rapidamente con los palillos y reanudó su accion de comer los tallarines y beber un poco del caldo, para que fuera bajando poco a poco.
—Ahora si ... le faltaba ese picór...— Murmuró aún hablando consigo mismo. Pero luego escuchó un sonido leve proviniendo desde un costado, de la habitación donde estaba durmiendo Aree... Nanashi iba a levantarse, pero cuando iba a hacer esto, apareció la Yamanaka, "tallandose" los ojos con las palmas superiores de las manos, bostezando profundamente y mirando con algo de pereza al Bunshi, sonriendo de manera leve, notandose que aún seguía algo dormida.
—Hola bella durmiente, ¿que o quien te echó de la cama?— Preguntó soltando una pequeña risa.
—¿Has estado fumando de nuevo?— Preguntó ella, apretando el entrecejo y olisqueando el aire con suma curiosidad.
—Ahm, si ... solo fue uno pequeño...— Admitió suspirando profundamente, terminando de tomar lo que quedaba del caldo del Ramen instantaneo.
—¿Que te he dicho de fumar? ... tienes que terminar con esa costumbre, o terminarás muriendo de cancer al pulmón.— Se quejó inflando las mejillas.
Nanashi suspiró y se levantó de su asiento, tirando el recipiente vacío de Ramen y acercandose a su novia, dandole un tierno beso en los labios que ella correspondió con gusto, pero se notaba en la mirada de la Yamanaka, que no le gustaba en absoluto que su pareja fumara, menos dentro de la casa, seguramente por el olor que quedaría ahi dentro.
Nanashi- Genin
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 06/07/2011
Edad : 31
Localización : ~Entre las sombras, donde tu mente sienta temor por mi...~
Re: [Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
—Al menos lavate los dientes, o cambiate de ropa, sabes que me da asco el olor a tabaco.— Pidió Aree en un tono caprichoso.
—Está bien amor, ya lo hago...— Bufó Nanashi mientras entraba al baño, sacandose la ropa sin siquiera cerrar la puerta, la falta de pudor frente a su novia era ya algo común, total ... ya varias veces se habian visto desnudos.
—Gracias mi vida~...— Musitó ella soltando una picara risa, dirigiendose al dormitorio.
Nanashi rió suavemente al haberle dado gracia aquellas palabras de su novia, cerrando la puerta del baño y abriendo el grifo de agua caliente.
Sacandose una gomita del pelo la cual servía para sostenerselo en una coleta de caballo en la parte superior trasera de la cabeza, luego se metió en la ducha, comenzando a darse un rapido baño que seguramente duraría menos de 10 minutos, ya que no necesitaba más que quitarse esa fuerte fragancia que el humo del tabaco logra impregnar en el cuerpo, ropa y hasta en el cabello y aliento.
Pasados unos minutos, cerró los grifos de agua, cubriendose las partes intimas con una toalla medianamente grande, pero que le permitiera cubrirse y rodearse por completo por la cintura, para poder cubrir de ahi para abajo hasta la altura de los tobillos. Con otra toalla un poco más pequeña, salió del baño y caminando hacia el dormitorio, secandose el cabello con aquella toalla última que había agarrado.
—A...— Ante de siquiera pronunciar el nombre de su novia, Nanashi pudo ver que ella se había dormido de nuevo.
Vistiendose luego de haberse secado el cuerpo, se olió su propio aliento, recordando que debía lavarse los dientes para sacarse el olor a tabaco, por lo tanto volvió al baño, asi tambien de paso para dejar las toallas mojadas en el cesto de lavar la ropa.
Suspiró profundamente y se cepilló los dientes, mirando el espejo fijamente como si estuviera queriendo ver más allá de este, como si buscara algo dentro de su propia mirada, ¿pero que podría ser?.
Rapidamente negó con la cabeza, riendo irónicamente, y escupió la espuma que se había formado con la pasta dentrifica dentro de su boca, tomando un poco de agua y ejuagandose, suspirando de nuevo y tambien lavando el cepillo de dientes, guardandolo donde era debido y saliendo del baño, dirigiendose de nuevo al dormitorio, esta vez ya metiendose debajo de las cobijas, acercandose a su novia.
—Ñam...— Murmuraba entre sueños Aree, abrazando a Nanashi apegadamente.
—Heh.— Soltó una pequeña risa ronca el joven Bunshi, cerrando los ojos lentamente y correspondiendo el abrazo.
Poco a poco Nanashi fue cayendo preso en los brazos del sueño, en aquel acogedor lugar llamado "inconciencia", si ... siempre se está en un estado nconciente cuando uno duerme, es el único momento que el cuerpo descansa lo suficiente para recobrar esas energias perdidas en el día, el único momento ... en el cual el cuerpo tiene paz...
—Está bien amor, ya lo hago...— Bufó Nanashi mientras entraba al baño, sacandose la ropa sin siquiera cerrar la puerta, la falta de pudor frente a su novia era ya algo común, total ... ya varias veces se habian visto desnudos.
—Gracias mi vida~...— Musitó ella soltando una picara risa, dirigiendose al dormitorio.
Nanashi rió suavemente al haberle dado gracia aquellas palabras de su novia, cerrando la puerta del baño y abriendo el grifo de agua caliente.
Sacandose una gomita del pelo la cual servía para sostenerselo en una coleta de caballo en la parte superior trasera de la cabeza, luego se metió en la ducha, comenzando a darse un rapido baño que seguramente duraría menos de 10 minutos, ya que no necesitaba más que quitarse esa fuerte fragancia que el humo del tabaco logra impregnar en el cuerpo, ropa y hasta en el cabello y aliento.
Pasados unos minutos, cerró los grifos de agua, cubriendose las partes intimas con una toalla medianamente grande, pero que le permitiera cubrirse y rodearse por completo por la cintura, para poder cubrir de ahi para abajo hasta la altura de los tobillos. Con otra toalla un poco más pequeña, salió del baño y caminando hacia el dormitorio, secandose el cabello con aquella toalla última que había agarrado.
—A...— Ante de siquiera pronunciar el nombre de su novia, Nanashi pudo ver que ella se había dormido de nuevo.
Vistiendose luego de haberse secado el cuerpo, se olió su propio aliento, recordando que debía lavarse los dientes para sacarse el olor a tabaco, por lo tanto volvió al baño, asi tambien de paso para dejar las toallas mojadas en el cesto de lavar la ropa.
Suspiró profundamente y se cepilló los dientes, mirando el espejo fijamente como si estuviera queriendo ver más allá de este, como si buscara algo dentro de su propia mirada, ¿pero que podría ser?.
Rapidamente negó con la cabeza, riendo irónicamente, y escupió la espuma que se había formado con la pasta dentrifica dentro de su boca, tomando un poco de agua y ejuagandose, suspirando de nuevo y tambien lavando el cepillo de dientes, guardandolo donde era debido y saliendo del baño, dirigiendose de nuevo al dormitorio, esta vez ya metiendose debajo de las cobijas, acercandose a su novia.
—Ñam...— Murmuraba entre sueños Aree, abrazando a Nanashi apegadamente.
—Heh.— Soltó una pequeña risa ronca el joven Bunshi, cerrando los ojos lentamente y correspondiendo el abrazo.
Poco a poco Nanashi fue cayendo preso en los brazos del sueño, en aquel acogedor lugar llamado "inconciencia", si ... siempre se está en un estado nconciente cuando uno duerme, es el único momento que el cuerpo descansa lo suficiente para recobrar esas energias perdidas en el día, el único momento ... en el cual el cuerpo tiene paz...
Nanashi- Genin
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 06/07/2011
Edad : 31
Localización : ~Entre las sombras, donde tu mente sienta temor por mi...~
Re: [Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
La oscuridad, algo que casi nunca se puede evitar en medio de la noche, una situación que provoca temor en algunos corazones, principalmente en el de nanashi. Aquella oscuridad la cual parecía ser que lo estaba invadiendo poco a poco, como una enfermedad, como un cancer que se iba expandiendo lentamente por su cuerpo, afectando por cada parte que este virus pasaba. Los sentimientos que sentía Nanashi por su novia eran simplemente indescriptibles, el amor que ambos se tenian mutuamente era claro de envidia para muchas otras parejas que quizas ... solo quizas, se llevaran mal. Igualmente... todos dicen que en la realidad de los sueños, uno está seguro, ¿y que tal si esa seguridad en la que todos confiamos se ve alterada de un segundo al otro?.
Asi pasaría aquella noche, Nanashi estaba abrazando a su novia, pero en sueños, solamente veia oscuridad, se encontraba sentado de cucllillas en el suelo, se le notaba temeroso, inseguro, como si no fuera él mismo.
De pronto, algo pasa rapidamente delante de él, viendose obligado a desenvainar una especie de Katana corta, llamada "Tânto", y cuando aquella silueta pasó de nuevo, esta vez la pudo atacar en un solo movimiento, atravezandole el pecho con un solo movimiento, pero entonces, cuando Nanashi hizo el movimiento de quitarle la mascara que traia aquella persona oscura, lo único que vió fue la cara de su novia, el rostro de su amada compañera, la cual asesinada por su propio novio, parecía debilitarse más y más, en brazos de su querido confidente...
—¿Que ... he hecho?— Se preguntaba, con los ojos abiertos de par en par, invadidos en lagrimas.
—Heh... al final ... lo hiciste, Nanashi...— Susurró entrecortadamente, tociendo y escupiendo sangre.
—Yo sabía ... que tarde o temprano ... lo harias...— Agregó mientras iba lentamente cerrando los ojos.
—Ya... no te amo...— Dijo en un último suspiro de vida, como si aquellas palabras fueran una maldición puesta en los hombros del Bunshi, cayendo muerta en brazos del joven pelioscuro.
—Amor, vamos ... despierta, Aree...— Decía desesperado, comenzando a soltar aquellas lagrimas contenidas, moviendo el cuerpo inerte de su novia, pero sin respuesta alguna.
—Aree... ¡AREE!— Exclamó a todo pulmón, llorando sin consuelo.
Algo parecía golpear su pecho, el cuerpo inerte de su difunta novia se desvaneció como polvo en el viento, era como si puñetazos fueran dados directamente al corazón, como si fuera a tener un infarto. Luego Nanashi comenzó a escuchar un zumbido que gradualmente iba aumentando su volumen, logrando asi aturdir la audición y los sentidos generales del Bunshi, todo aquello pronosticaba asi, el fin del sueño, o mejor dicho ... pesadilla...
Los parpados de Nanashi se abrieron rapidamente, tan rapido como se mueven las alas de un colibrí. Mirando hacia todos lados, de pronto pudo ver a su novia dormida, apoyada en su hombro derecho. Soltando un profundo suspiro de alivio, Nanashi acercó sus labios a la cabeza de su novia, besandole la frente con suma delicadeza y ternura, notando luego como ella lentamente fue abriendo los ojos, fijando su perezosa y mal despierta mirada sobre la de su novio, dibujandosele una leve pero dulce sonrisa a ambos...
Asi pasaría aquella noche, Nanashi estaba abrazando a su novia, pero en sueños, solamente veia oscuridad, se encontraba sentado de cucllillas en el suelo, se le notaba temeroso, inseguro, como si no fuera él mismo.
De pronto, algo pasa rapidamente delante de él, viendose obligado a desenvainar una especie de Katana corta, llamada "Tânto", y cuando aquella silueta pasó de nuevo, esta vez la pudo atacar en un solo movimiento, atravezandole el pecho con un solo movimiento, pero entonces, cuando Nanashi hizo el movimiento de quitarle la mascara que traia aquella persona oscura, lo único que vió fue la cara de su novia, el rostro de su amada compañera, la cual asesinada por su propio novio, parecía debilitarse más y más, en brazos de su querido confidente...
—¿Que ... he hecho?— Se preguntaba, con los ojos abiertos de par en par, invadidos en lagrimas.
—Heh... al final ... lo hiciste, Nanashi...— Susurró entrecortadamente, tociendo y escupiendo sangre.
—Yo sabía ... que tarde o temprano ... lo harias...— Agregó mientras iba lentamente cerrando los ojos.
—Ya... no te amo...— Dijo en un último suspiro de vida, como si aquellas palabras fueran una maldición puesta en los hombros del Bunshi, cayendo muerta en brazos del joven pelioscuro.
—Amor, vamos ... despierta, Aree...— Decía desesperado, comenzando a soltar aquellas lagrimas contenidas, moviendo el cuerpo inerte de su novia, pero sin respuesta alguna.
—Aree... ¡AREE!— Exclamó a todo pulmón, llorando sin consuelo.
Algo parecía golpear su pecho, el cuerpo inerte de su difunta novia se desvaneció como polvo en el viento, era como si puñetazos fueran dados directamente al corazón, como si fuera a tener un infarto. Luego Nanashi comenzó a escuchar un zumbido que gradualmente iba aumentando su volumen, logrando asi aturdir la audición y los sentidos generales del Bunshi, todo aquello pronosticaba asi, el fin del sueño, o mejor dicho ... pesadilla...
-Fin del sueño-
Los parpados de Nanashi se abrieron rapidamente, tan rapido como se mueven las alas de un colibrí. Mirando hacia todos lados, de pronto pudo ver a su novia dormida, apoyada en su hombro derecho. Soltando un profundo suspiro de alivio, Nanashi acercó sus labios a la cabeza de su novia, besandole la frente con suma delicadeza y ternura, notando luego como ella lentamente fue abriendo los ojos, fijando su perezosa y mal despierta mirada sobre la de su novio, dibujandosele una leve pero dulce sonrisa a ambos...
Nanashi- Genin
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Localización : ~Entre las sombras, donde tu mente sienta temor por mi...~
Re: [Hist. Personal] Cuando los angeles lloran ~ Parte 1
Pequeñas lagrimas comenzaron a brotar de los ojos del joven Nanashi mientras se quedaba mirando fijamente a su novia. La Yamanaka, preocupada, como podía, a besos o rozando la yema de su dedo pulgar izquierdo por debajo de los ojos del Bunshi, secaba aquellas lagrimas que caian por su rostro, se notaba que eran de felicidad, al menos ella podía notarlo por conocer tanto tiempo a su novio, pero igualmente no sabía las razones por las cual lloraba, ¿habría tenido un mal sueño?, si, era eso, pero Aree lo desconocía totalmente, inclusive nunca podría imaginarse que Nanashi habría soñado tal cosa, por lo tanto sería algo dificil de averiguar por si misma, pero haría lo posible para evitar que Nanashi siguiera lagrimeando como lo estaba haciendo ahora...
—Asi que se acerca el fin del mundo... ¿eh?— Susurró Aree, mirando con una tierna sonrisa a Nanashi.
—¿Uh? ... ¿porqué lo dices?— Preguntó algo confundido el joven Bunshi.
—Dicen que cuando los angeles lloran, es que se avecina el fin de los tiempos, ¿tu que crees?— Musitó la Yamanaka, soltando una leve risa, dandole un suave beso en los labios a su novio.
—¿Asi que soy un angel?— Dijo mirandola aún a los ojos, luego de haber correspondido el beso.
—Para mi, si lo eres... asi que no llores más, o pensaré que se acabará el mundo, y nosotros sin hijos.— Comenzó a reir luego de haber dicho eso, mirando aún a Nanashi a los ojos.
Nanashi rió junto a ella, asintiendo luego con la cabeza, secandose las lagrimas con la manga izquierda de su camiseta para dormir, y luego le dió un romantico beso a su amada novia, la cual yacía recostada a su lado. Luego ambos se levantaron de la cama, no sin antes darse unos cuantos besos un tanto más apasionados que quizas podrian haber llevado a otras cosas, aunque raramente lo "hacian" en la mañana. Ambos se dieron una ducha, vistieron, desayunaron ... y simplemente ... salieron de la casa en donde estaban, su casa, la casa que ambos compartían para vivir. Ambos... salieron cada uno por su camino, como dos conocidos que se saludan rapidamente y siguen su camino, Aree a hacer sus tareas diarias como Kunoichi, y Nanashi ... como Shinobi de Konoha...
—Asi que se acerca el fin del mundo... ¿eh?— Susurró Aree, mirando con una tierna sonrisa a Nanashi.
—¿Uh? ... ¿porqué lo dices?— Preguntó algo confundido el joven Bunshi.
—Dicen que cuando los angeles lloran, es que se avecina el fin de los tiempos, ¿tu que crees?— Musitó la Yamanaka, soltando una leve risa, dandole un suave beso en los labios a su novio.
—¿Asi que soy un angel?— Dijo mirandola aún a los ojos, luego de haber correspondido el beso.
—Para mi, si lo eres... asi que no llores más, o pensaré que se acabará el mundo, y nosotros sin hijos.— Comenzó a reir luego de haber dicho eso, mirando aún a Nanashi a los ojos.
Nanashi rió junto a ella, asintiendo luego con la cabeza, secandose las lagrimas con la manga izquierda de su camiseta para dormir, y luego le dió un romantico beso a su amada novia, la cual yacía recostada a su lado. Luego ambos se levantaron de la cama, no sin antes darse unos cuantos besos un tanto más apasionados que quizas podrian haber llevado a otras cosas, aunque raramente lo "hacian" en la mañana. Ambos se dieron una ducha, vistieron, desayunaron ... y simplemente ... salieron de la casa en donde estaban, su casa, la casa que ambos compartían para vivir. Ambos... salieron cada uno por su camino, como dos conocidos que se saludan rapidamente y siguen su camino, Aree a hacer sus tareas diarias como Kunoichi, y Nanashi ... como Shinobi de Konoha...
~Fin del Tema - Continuará...~
Nanashi- Genin
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