Entrada a Suna

Escuchó las palabras de su hermano, y antes de contestarle echó a correr hacia su destino, recorrió las calles de la aldea de la Niebla a toda velocidad, esperando ser seguido por su hermano, tras esto salió por las puertas de la aldea tras las que había un bosque inmenso. Era la primera vez que salía de su aldea natal y estaba bastante ansioso de cumplir esa misión. Los hermanos corrían por el espesor del bosque hasta llegar a un vacío de arena repentino, Ginzuo aminoró la marcha, ya se veían las murallas surgiendo entre las dunas, estaban cerca de su objetivo. Había escuchado que su hermano tenía algo más en mente aparte de su plan, así que se frenó y antes de llegar a las puertas, se dirigió a él.

- Bien, ¿Qué tienes pensado para tapar esas "lagunas" de mi estrategia? - Dijo con un tono de reproche, no le gustaba mucho que le corrigiesen, pero si era de verdad eso de que tenía lagunas, estaba dispuesto a aceptar lo que propusiera su hermano pequeño.

Aquel largo camino hacia la Villa Oculta de la Arena se hacía infinito, era la primera vez que salía del País del Agua para realizar una misión, una misión de espionaje sin supervisor ni nada... le parecía extraño al peliblanco. No era temor lo que tenía, sino rareza. Se podría complicar aquella visita a la Arena o, mejor dicho y conociendo a su hermano, sabía que se iba a complicar. No sabía porque... pero tenía un palpito sobre ello. Aquel bosque de grandes robles, pinos y gran variedad de árboles fue un recorrido cómodo, tranquilo... pues era el clima de su país y no le pareció nada fuera de costumbre. Pero, aquel desierto, aquella calor, aquellas dunas... Yagara nunca había estado en sitios así y la calor se le hacía encima, deseaba acabar ya el recorrido para detenerse y medio descansar. Pues el descanso significaba entrar en la misión y comportaba un estado de alerta constante, no podría bajar su atención en ningún momento o podrían acabar con su vida.

Las murallas de la aldea oculta del País del Viento aparecía en el campo de visión del peliblanco y de su hermano. Alegró a ambos y su hermano se frenó y, acto seguido, le preguntó cuales eran las soluciones a aquellas lagunas. Éste respondió sinceramente. Sólo he dicho que habían lagunas... pero no he encontrado solución alguna. No conocemos el mapa, no conocemos sus costumbres... sólo tenemos una información: el encargo de hierbas medicinales del País del Agua, para el herbolario de su hospital. Eso nos dificulta las cosas pero... ¿qué sería nuestra vida sin retos por delante? - sonrió y miro a su hermano, cogió la bolsita con hierbas medicinales y la agitó levemente como acto de gracia.

Ginzuo observó a su hermano con expresión seria, esperando que le dijera qué era eso tan mal en su estrategia, cuando oyó sus palabras, sonrió, mientras le miraba decidido y asentía la cabeza de forma expresiva. - Bien, pues vamos a ello, empecemos con la misión. - Decía mientras le entregaba una botella - Ahora estoy en tus manos... - Hacía unos sellos - ¡Suika no Jutsu! - Y seguidamente todo su cuerpo se convertía en una gelatina que se derretía hasta formar un charquito, éste se introdujo en la botella que portaría Yagara.

- Bien, debes entrar en la aldea con el pasaporte y las hierbas, estamos en una misión de "Entregar hierbas medicinales" así que no nos descubras. -Dijo, ya desde dentro de la botella, mientras esperaba que su hermano captara las instrucciones y emprendiera el paso hacia la entrada a la aldea de la arena. Espero que todo salga bien... - Pensaba Ginzuo, dentro de aquella botella, completamente diluido.

La misión iba a empezar, su hermano se había introducido en la botella de agua que segundos antes le había entregado. Guardó la botella en el interior de la chaqueta, en un pequeño bolsillo, por lo cual la botella sobresalía, pero estaba oculta por la propia chaqueta. Mientras su hermano le repetía que tenía que hacer, éste le contestó. Ya sé que tengo que hacer... cállate de una vez.- saltó hacia las puertas de la muralla de roca de la Villa Oculta de la Arena.

Allí se hallaban cuatro guardias, dos en cada extremo de aquella gran puerta que encerraba la Villa Oculta de la Arena. El más cercano al peliblanco, un joven con la cabeza cubierta por una tela sedosa y semitransparente, preguntó al peliblanco que hacía allí, quien era, de dónde provenía... un montón de preguntas, las cuales el chico respondió con pocas preguntas. Soy un ninja de la Villa Oculta de la Niebla, vengo a entregar unas hierbas medicinales pedidas por el hospital de la Arena.- dijo mientras observaba como los tres ninjas restantes tomaban una aptitud defensiva ante aquel chico y el interrogador no se fiaba del chico, pues los mitos de la Aldea de la Niebla eran muchos. Aquí está mi pasaporte y mi autorización.- insistió el peliblanco al mismo tiempo que sacaba de su bolsillo derecho exterior la autorización.

Extrañado, comprobó la autorización del ninja tras acercarse y alzó la mano para indicar la apertura de las puertas. Agarró la bolsa con las hierbas medicinales y se introdujo entre las calles de la arena. Se percató de la presencia de un ninja que seguía el rastro del peliblanco... a éste no le molestó, pero tampoco le quitaba el ojo de encima.