Haciendo recados

Al llegar a su casa, se había encontrado con su abuela en el jardín, cuidando de su estanque como tantas veces hacía. Avanzó para saludarla, pero, de pronto, recibió un golpe en la corva a traición, no demasiado fuerte, pero que casi le hace tropezar y caerse, debido a que en esa zona, los tendones son muy frágiles y una presión suficiente puede hacerlos flaquear. Al recuperar el equilibrio, miró a su lado y vio a su hermana pequeña, que le había estado eesperando escondida tras la puerta para darle aquel recibimiento tan especial.

—¡Te pillé, hermanito! ¡Vaya ninja estás hecho! —exclamó alegremente, riendo, sosteniendo un palo de escoba entre las manos.

—¡Mírala qué graciosa! —replicó él, con una sonrisita pícara en la cara.

El chico cogió a la pequeña por las piernas y la llevó colgando bocabajo consigo hasta llegar al estanque. Su abuela ya se había percatado de su presencia y sonreía al ver cómo la niña se agitaba y pataleaba, tratando de zafarse del agarre de su hermano mayor que, sin embargo, hacía caso omiso a los insultos y los gritos agudos. Al parecer, la anciana estaba intentando que unos brotes de bambú afianzaran su crecimiento, pero con la poca humedad que había en aquel clima desértico, era realmente difícil y requerían de un cuidado constante. Por fin, al llegar a su altura, el joven soltó a Akiko, dejándola caer dentro del agua, sabiendo que no se haría daño así. La pequeña tosió al haberse tragado el agua y se levantó completamente empapada, fulminando al gennin con la mirada.

—¡Malo! —espetó, hinchando aquellos carrillos tan monos, antes de irse corriendo a cambiar de ropa.

—¡Ay, esta niña…! —suspiró la mujer, con aire cansado—. Por cierto, Fuku-chan; ¿podrías ir a comprar esto? Iba a ir yo, pero al final me entretuve y…

—Claro, sin problema, abuela —asintió él, tomando la lista que le dio la mujer, así como unas cuantas monedas—. Vuelvo en un rato entonces —se despidió, dándose la vuelta y saliendo de nuevo a la calle, alzando la mano y agitándola hacia atrás.

Se dirigió hacia el barrio comercial y, allí, empezó a buscar todo lo que su abuela le había encargado: dos solomillos de ternera, una docena de huevos, dos kilos de patatas, azúcar, canela… fue recorriendo todas las tiendas, buscando lo que parecía más barato y de mejor calidad, hasta que, al fin, lo tuvo todo, empaquetado en una bolsa. Una vez cumplido su cometido, se entretuvo en una armería a ver algunas cosas que podrían hacerle falta en un futuro, aunque no llevaba suficiente dinero encima. Con esto, dio por finalizada la tarde y tomó el camino de vuelta a casa mientras el sol se ponía ya en el horizonte…

Un clon de Ginzuo se asomó por una de las alcantarillas de las calles de sunagakure, observando todo a su alrededor, no le quedaba mucho tiempo de existencia. Giró la cabeza 360º tratando de detectar todo a su alrededor, cuando la tapa de la alcantarilla fue cerrada bruscamente por un pisotón de Fukukiri, que andaba despreocupado, el clon desapareció, no sin antes liberar agua creando un charco y mojando parte del pantalón de Fukukiri.

- Camino Derecho : Barrios Comerciales - Pensaba Ginzuo, mientras se hacía un mapa mental de todo lo que había explorado, seguía su camino por el alcantarillado central, parecía bastante extenso.

Fukukiri iba caminando tan tranquilo, pensando en sus cosas, cuando, de pronto, pisó una tapa de alcantarilla levantada y por poco se cae. Al hacerlo, fue como si algo debajo de ella reventara, liberando bastante agua que encharcó el suelo alrededor. El chico se quedó extrañado, pues no parecía una cañería rota, ya que no hubo más fugas de aquella clase. Entonces, ¿qué podría ser? A su mente vino entonces aquel shinobi de la aldea oculta de la niebla que se había encontrado en el parque. Ellos eran especialistas en el uso de técnicas acuáticas. ¿Tendría algo que ver? ¿Sería una simple coincidencia? No estaba muy seguro, pero, antes de dar la alarma, sería mejor investigar un poco más el asunto. Aceleró la marcha, dirigiéndose a su casa y, nada más llegar, colgó la bolsa de la compra en la valla y se despidió de su abuela, que aún permanecía allí, diciendo:

—¡Tengo que hacer algo, abuela! ¡Volveré en cuanto termine!

Fukukiri corría a toda prisa hacia la boca de alcantarillado más próxima. Él era un shinobi de la aldea oculta de la arena y, como tal, su deber era velar por la seguridad y protección de la aldea. Si era posible que hubiera una amenaza, por mínima que fuera la probabilidad, tendría que investigarlo hasta las últimas consecuencias. Llegó al fin a una y levantó la tapa a prisa, usando un kunai para ayudarse, para luego introducirse. Se encontraba en una cloaca bastante ancha, así que, debía tratarse de una de las vías de desagüe principales. El hedor era repugnante y el agua que corría no era precisamente limpia. Miró a su alrededor, en aquel ambiente húmedo y oscuro, y permaneció en silencio, tratando de escuchar algo, además del gimoteo de las ratas.

—(¿Eh…? ¿Qué es eso?) —pensó, llegando a sus oídos un ruido repetitivo y sordo que retumbaba por las angostas galerías. Cada vez sonaba más y más fuertes, por lo que dedujo que, fuera lo que fuera, se estaba acercando—. (Parecen pasos… Bien, tendré que ocultarme un poco…) —dedujo, ejecutando de inmediato un sello, haciendo que una nube de humo saliera a su alrededor, siendo ahogado el sonido por el correr del agua. En su lugar, ahora tan sólo quedaba una rata de pelaje grisáceo y aspecto sucio—. (Un disfraz perfecto.) —se congratuló, escondiéndose después en un recoveco de la pared y esperando a ver cuál era el origen de aquel extraño sonido.

Desde el otro lado del alcantarillado, un clon de Ginzuo corría por las cañerías, era el último que quedaba, iba recto y no tenía expresión en su cara, simplemente corría hasta llegar a algún lado dónde no tuviera que correr, miró hacia arriba al pasar, había una alcantarilla abierta, dónde supuso que uno de sus compañeros había subido, titubeó unos segundos y siguió corriendo en dirección al fondo del alcantarillado. Los túneles lucían oscuros y mugrientos, no pudiéndose ver que había al final del camino... ¿Cuál sería el destino del último clon? Le quedaba poco para deshacerse.