Casa de Hikari Niichu

Un día, antes de que el sol se alzara en el horizonte, Hikari Niichu se había despertado para empezar con su rutina diaria. Antes de levantarse de la cama, se quedó sentada unos instantes pensando, seguidamente se levantó con la mirada perdida y se dirigió al cuarto de baño para darse una ducha. Se desnudó y se puso en frente de un pequeño espejo que se encontraba allí, contemplando así la boca que yacía dormida en su pecho, justamente en el lado donde se encontraban su corazón. Llevó una de sus manos hacia esta y la tocó mientras cerraba los ojos, suspirando. No perdió un segundo más y procedió a ducharse.

A los quince minutos, la ducha de Niichu había terminado, se había duchado con agua fría como era de costumbre para ella. Niichu tenía la mala costumbre de salir del cuarto de baño completamente desnuda, aunque en esta ocasión, se había puesto un pantalón corto de color negro y una toalla con la que se secaría el pelo, la cual estaba situada alrededor de su cuello y sus extremos caían por delante de ella tapando sus pechos. Poco después desayunó, se colocó una de las camisillas de color blanco que solía usar para entrenar y se dirigió a la puerta de su casa, para salir de esta, pero no antes sin susurrar unas palabras a la nada: Hasta pronto, intentaré no llegar tarde