El parque de Suna

Aquella arena de plata se tragó al ninja de la niebla aunque sobrevive ante la tempestad que provocó Mikku. El gato del ninja también pudo escapar y Mikku levanta la mano al cielo a la vez que su arena de plata, a su merced, se levanta formando una pequeña nube de arena de plata la cual se limita a llover sobre las réplicas de Hina.

Mikku lo que pretende es alcanzar un mayor rango de alcance en su próximo movimiento y derrotar a la invocación y a sus réplicas molestas. Sin embargo, debía tener en cuenta la presencia de su compañera y teniendo también en cuenta lo que pretendía hacer debía evitar que prosiguiese. Mikku dirige su arena hacia la kunoichi rodeandole con ella en una pequeña cúpula de arena de plata aprisionándola en su interior para detener los ataques que fuesen dirigidos a ella.

Además, allí pensaba dejarla hasta su próximo movimiento ya que podría ser muy peligroso. Una vez la arena llueve sobre las réplicas y Hina, un fuerte huracán empieza a girar en su entorno tragandoselos en el centro del huracán el cual en escasos segundos se convierte en una pequeña cúpula esférica que se eleva al cielo y se queda en él suspendido a un metro sobre tierra. Mikku extiende su mano hacia la cúpula que aprisiona a las réplicas y con su opuesta extendida hacia la cúpula que aprisiona a su compañera, la libera del aprisionamiento. – Descansa– Menciona Mikku mientras apretaba el puño de la mano que señalaba a la cúpula suspendida que inmovilizaba o supuestamente inmovilizaba a a las réplicas y a Hina. Una fuerte detonación dentro de la cúpula se genera, a pesar de su fuerza, en absoluto la cúpula se deshace, manteniéndose aun suspendida en el aire. – De mi no escaparas fácilmente... –

Mientras recuperaba el control de su propio cuerpo, los dos ninjas contrincantes no realizaron ninguna ofensiva en contra del peliblanco, excepto aquel senbon que acertó la kunoichi mediante una estratagema con hilo ninja. A diferencia de este, la gata ninja fue el blanco del ninja encapuchado, usuario de la arena metálica. La arena rodeó a las réplicas y a la misma gata con intención de atraparla, y así fue. La gata recibió múltiples cortes sobre su piel y sus maullidos eran apreciados por el chico. Ésta, con la oscuridad y el barro, pues las réplicas se deshicieron, entró en pánica y desapareció del interior de aquella cúpula, regresando a la ciudad abandonada donde se halla Nekobaa.

Tambaleándose en ese intervalo de tiempo, al fin se levantó y comprendió que tenía las que perder, por lo que optó a huir de aquella batalla e introducirse en el interior de aquellas callejuelas, donde difícilmente encontraría una salida. Maldición... debo huir de estos tipos.- su tobillo le fallaba por el senbon de aquella kunoichi, y su cuerpo se sentía molesto y dolorido cuanto más esfuerzo hacía y el tiempo transcurría. Agarró el senbon y se lo sacó del pie cuando yacía unos segundos de rodillas, deseando que aquellos ninjas le ignoraran o lo perdieran de vista entre aquel bullicio de gente. Diez segundos después, se levantó y apreció una sustancia morada entre la sangre derramada por la herida de combate. Mierda... no puede ser... ¿veneno?- pensó al mismo tiempo que se desvió a otra callejuela, y allí se detuvo a descansar mientras seguía en alerta y apoyado a la pared.

Los dos ninjas de Sunagakure habían conseguido dañar a su objetivo, este había sido envenenado y su invocación parecía haber sido derrotada por su compañero. La kunoichi, la cual se encontraba en un estado pésimo debido a la ceguera temporal que había sufrido se iba recuperando a la vez que seguía corriendo hacia la posición del objetivo ya que este intentaba huir. En el transcurso de este tiempo, su compañero había parecido derrotar a todos los enemigos que le rodeaban pero ella apenas se pudo percatar de ello por los fallos de su vista.

Habían pasado ya varios minutos y la ceguera parecía que se iba desvaneciendo, la kunoichi ya podía ver con algo más de claridad pero aun observava siluetas de color gris, pero como no era momento para ello se dejó guiar por el chakra de su rival, seguía sus pasos y posiblemente con una velocidad mayor de desplazamiento gracias a la tensión que había sometido a sus piernas. Poco después de una pequeña carrera, había invitado a su compañero a seguirla, el ninja de kirigakure se había escondido por las callejuelas pero no debería andar muy lejos ya que el veneno debería empezar a surgir efecto poco después de que penetrara en la piel. Así que siguiendo la localización de su chakra, se dejó guiar esperando llegar hasta el y así fue, este se encontraba entre unos edificios aunque parecía estar algo alarmado así que subiendo a la parte superior de este, Niichu se dejó caer, realizando una sucesión de sellos para que se formaran dos imagenes semejantes a ella las cuales servirían para distraer a su enemigo en caso de que se percatara.

Una vez en el aire, a la vez que se dirigía hacia su posición a gran velocidad, dejor caer varios senbons envenenados desde el aire, estos eran un total de seis, pero estos no iban dirigidos hacia el, si no a su alrededor por si intentaba moverse hacia alguna otra posición, Niichu caería a su lado, junto a las copias a la vez que realizaba una sucesión de golpes con aquellos guantes de cuero, que poseían la misma sustancia tóxica que los senbons.

Observe como mis compañeros de Suna estaban ocupados con el Ninja de Kiri y yo hay no pintaba nada, pues me puse de pie y con un leve gesto les dije adiós. Concentre chakra en los pies, y salte al tejado de una casa, de tejado en tejado, fui a parar a un descampado en la otra punta de la Ciudad. Allí practicaría técnicas sin ninguna interrupción y así no estorbaría a mis compañeros en la batalla que estaba sucediendo en aquel parque.

Lavi se marchó y sólo restaban los dos ninjas de la arena para detener al individuo de la niebla. Una vez la arena derrotó a la invocación del individuo el individuo de la arena intenta escapar de los ninjas de la arena. Al parecer Mikku contaba con su compañera la cual parecía tener habilidades sensoras para localizar a sus rivales. Gracias a ella pudo guiarse y llegar hasta la localización real de su oponente. Una vez allí la arena de Mikku le sigue y le rodea. Su compañera ataca con varias agujas dirigidas al rival que al parecer intentaba reposar para recuperarse, pero no duraría mucho tiempo el reposo... pues, los ninjas de la arena atacaron. Niichu con sus agujas, Mikku dirige su arena la cual llueve sobre su rival, buscando inmovilizarlo formando una dura capa sobre sus piernas, impidiendo que se mueva de su sitio. De la arena derramata, cerca a su rival, emergen dos brazos que se dirigen hacia los brazos de su oponente, para inmovilizarlo contra el muro y impedir su movimiento completo.