Una médica especial.

Niichu había llegado al hospital después de aquel descanso tan merecido que se había permitido. Había dormido un buen par de horas y estaba bastante relajada ya había dejado de pensar en el pasado, volvía a tener aquel brillo gélido en sus ojos y su mente se centraba en el presente tal vez, mirando un poco hacia el futuro con las cosas que debería hacer hoy.

Cuando entró, pudo observar que el lugar estaba bastante más tranquilo que la última vez que pasó por ahí, apenas había gente y pudo encontrar todo una gran tranquilidad en el ambiente, parecía que hoy o almenos por ahora no necesitarian su ayuda así que se adentró en este, vagando por los pasillos mientras iba saludando a todas las personas que trabajaban ahí y que la conocían o habían oido hablar de ella por sus habilidades regeneradoras.

Al terminar de dar aquella vuelta por los gigantescos pasillos del hospital se encontró con una niña la cual parecía bastante asustada y que corrió hacia ella, rodeándola y protegiéndose detrás de ella. La ñiña parecía encontrarse en mal estado pero además podía notarse como todo su cuerpo temblaba, como si se hubiera encontrado con algo terrorífico asi que Niichu le preguntó sobre lo sucedido pero no encontró respuesta así que decidió comprobarlo por ella misma y se adentró en la misma habitación.

Cuando entró no pudo observar nada raro a simple vista, miró a su alrededor y aunque miró en todas direcciones no pudo encontrar nada así que miró hacia atrás, esperando encontrar a la niña pero esta no estaba, había desaparecido sin dejar rastro alguno. La kunoichi no se extrañó mucho, tal vez habría sido una broma de mal gusto pero aquella sensación de frio y de miedo se le hacía algo familiar aunque no le pudo encontrar relación por el momento.

Después de vivir aquel extraño suceso se encaminó hacia el herbolario, sin hablar con nadie más.