[D] En busqueda.

Realmente había un buen y excelente clima para todo el día, se veía que iba a ser una tarde totalmente fresca, colmada de nubes blancas todas rellenas y esponjosas, lleno de quehaceres y lleno de saber y no saber, nada de calor, solamente el viento fresco que traía la señora naturaleza para aprovechamiento de todos los shinobis en la Aldea de konoha, llena de bosques realmente gruesos y espesos a sus alrededores y una fauna, increíblemente llena de vida, era una maravilla, la mejor aldea posicionada de todas, circular, redonda, fuertemente armada, con muchas zonas de entrenamiento, un poder militar de shinobis excelente y unos sistemas de aldea que realmente hacia de toda Konoha un buen lugar donde vivir, donde gozar, donde ver y no ver, realmente, afirmando lo ya dicho, un lugar para vivir plena vida y olvidarse de todos los problemas que tienen las demás personas.

Pero iba él, caminando hacia la sala de misiones y mirando atentamente con las personas que se cruzan, mucho tipo de expresiones podía ver, claramente algunos amargados con lo que le tocaba, otros alegres por misiones llena de éxtasis en las cuales no se sabía si iban a poder volver, ¿El?, aun no había buscado nada, pero de seguro iba a hacer algo aburrido. Hola. Saludo con su respectivo ademan al frente de la mesa donde entregaban las dichas misiones y esperando por la respuesta lógica del que las entrega.

Spoiler:

Cuando Izaraki llegó al edificio del hokage en busca de una misión, se encontró con el venerable shinobi hablando con otro hombre de manera un tanto alarmada. El tipo se movía de forma nerviosa y gesticulaba bastante, a la vez que gritaba, mientras que el hokage permanecía sentado, con cara de preocupación, pero sin muestras mayores de temor. Al ver al joven gennin entrar en la sala, lo miró y le hizo un gesto para que se acercara.

—Sasen, tenemos una situación un poco delicada entre manos; creo que eres la persona indicada para esta misión, ya que, según el informe de la última, te enfrentaste a un tigre gigante en el bosque de la muerte —dijo, haciendo que el otro tipo mirara también al chico—. Éste es Gozumo, el dueño del zoológico de la aldea. Resulta que mientras estaban limpiando las jaulas de los animales, un tigre de bengala se escapó y está sembrando el pánico por las calles de la villa. Tu misión será encontrarlo y llevarlo de vuelta con vida al zoo —explicó, ante la mirada dubitativa del dueño, como si no estuviera seguro de que aquel chico pudiera encargarse. Aún así, el hombre se acercó a Izaraki y le entregó un dardo con la punta cubierta por un corcho.

—Está bien; esto es un dardo que contiene un potente somnífero. ¡Ten cuidado de no clavártelo, porque quedarías noqueado al instante e incluso podrías morir! Además, ¡sólo tenemos uno! —advirtió, con los mismos aspavientos de antes.

—Confiamos en ti, Izaraki. ¡Ve!

Proveniente de aquí.

- Dejadlo aquí chicos. Y el gigantesco cuerpo del tigre había quedado en la oficina donde se entregan las misiones, acaparando la atención de todos los presentes incluso la del mismo Hokage que algo sorprendido estaba debido a la tremenda corpulencia del tigre y que desconocía totalmente sobre las características del tigre, tomo un pequeño volante para terminar el informe de la misión, dejarlo en pos de este y con una reverencia dejar claro su respeto hacia su superior, rápidamente, volviéndose por el camino que había llegado, y haciendo un ademan al dueño del zoológico de konoha. Ya está todo terminado, mucho gusto por trabajar con usted. Sin olvidar su cordialidad y tomando su camino para sobre sus pasos de nuevo, con el tigre correctamente sedado, abandono la sala dando por terminada y por concluida, lo que fue una misión exitosa.