Misión: Escoltar al mercader hasta Konoha

Fukukiri se dirigió por la mañana hasta el edificio del Kazekage, con la intención de ponerse a su disposición para llevar a cabo alguna misión de la aldea. Desde que murieron sus compañeros de grupo, no había tenido sensei alguno y tampoco otros aliados con los que llevar a cabo las misiones, aunque había establecido un vínculo de amistad con aquella kunoichi médica, Niichu. Se preguntaba si, en aquella ocasión, habría alguien con quien tuviera que realizar el trabajo, aunque, si debía hacerlo solo, tampoco es que le importara en exceso. Después de todo, nunca se le había dado demasiado bien aquello de trabajar en equipo y prefería ir en solitario a tener que estar pendiente de algún novato con pocas luces que se metiera en problemas.

Así pues, llegó hasta el edificio más importante de la aldea y saludó a los centinelas, antes de adentrarse en él. Recorrió algunos pasillos en silencio, observando a las personas que merodeaban por allí realizando sus tareas diarias, pero sin prestarles demasiada atención y, por fin, llegó a la sala en la que se encontraba el Kazekage. Dio unos toques a la puerta con el puño, sin demasiada fuerza, antes de que una voz le indicara que pasara. La corrió entonces y traspuso el umbral, encontrándose así ante la persona más importante e influyente de la aldea, y, probablemente, también la más fuerte. Se adelantó y realizó una genuflexión respetuosa como saludo, antes de hablar:

—Buenos días, maestro Kazekage. Estoy listo para la siguiente misión —informó, quedándose en pie ante él esperando una respuesta.

—¡Ah, bien! Espero que tus acrobacias aéreas te hayan servido para despejarte un poco —contestó con tono de humor, sabiendo así que sus prácticas de salto habían llegado hasta sus oídos.

—He de admitir que el viento refresca la mente en esas ocasiones, pero el vértigo compensa un poco, ¿sabe? —replicó el chico con una nota de ironía, esbozando una leve sonrisa, para luego esperar a que el venerable shinobi le encargara algún trabajo.

El kazekage que estaba sentado en el sillón de su despacho delante de la mesa del escritorio, escuchó los toques que una persona daba en la puerta, y seguidamente le indico que pasara. Un joven Genin ya conocido para el Kazekage había abierto la puerta. Y este la saludaba con unos Buenos días, diciéndole después de llamarle maestro kazekage que quería una misión. Este le respondió en un tono de humor, ya que volvía de una misión.

Y este chicho le replicaba a su respuesta en tono de humor con un tono de ironía, esbozando después una leve sonrisa. El kazekage se llevo la mano a un cajón mientras le decía una palabras al joven.- Tengo la misión perfecta para un chico como tu.- Le contesto el kazekage, para después sonreír mientras le mostraba el pergamino de la misión.

El pergamino era de color Azul Oscuro, el azul oscuro que demostraba que la misión era de rango C. El kazekage retiro el hilo que llevaba el pergamino y lo abrió, lo leyó en voz alta para que aquel shinobi se entere con pelos y señales de que se trataba la misión.

- Supongo que sabrás que es una misión de rango C por el color del pergamino, bien vayamos al grano.- Le dijo el Kazekage tosiendo para poner una voz mas seria.- La misión se trata de escoltar al Mercader hasta Konoha, últimamente el mercader nos ha contado que ha sufrido unos ataques de ninjas criminales, y no queremos que vuelva a suceder. Por eso iras acompañado de un Genin llamado Yuu Kanda. Según me han dicho este siempre se la pasa entrenando en el patio de la academia. Tendrás que ir allí y comunicarle la misión y partir de inmediato.- Le decía el Kazekage las últimas palabras mientras volvía a enrollar el pergamino.- ¿Alguna duda?

Fukukiri atendió a la explicación del Kazekage con atención, descubriendo el objetivo de su misión y que tendría que realizarla con otro gennin al parecer, Yuu Kanda. No lo conocía de nada, como mucho de vista, pero el venerable shinobi le informó de que solía encontrarse entrenando en la academia. Esperaba que estuviera por allí, porque no tenía ninguna gana de tener que andar buscándolo por ahí sin saber a dónde dirigirse. Por primera vez, tendría que llegar hasta la aldea oculta de Konoha, algo que, hasta el momento, le parecía bastante peligroso, ya que nunca se había acercado tanto a una villa rival. Asintió finalmente con la cabeza, volviendo a hacer una respetuosa genuflexión, y dijo:

—Entendido, maestro Kazekage. Me pondré en marcha enseguida.

Tras eso, se retiró, cerrando la puerta tras de sí y saliendo al exterior. Uno de los chunnin que realizaban tareas administrativas para la aldea estaba esperándole en el pasillo. Éste le pidió que le siguiera hasta la calle y, una vez fuera, le condujo hasta una casa adyacente al edificio que hacía las funciones de hospedaje para clientes e invitados importantes de fuera. Al llamar a la puerta, abrió un tipo de cierta edad, bien vestido y aún con algo de pelo, aunque su coronilla estaba perfectamente rasurada. Se saludaron y su acompañante le explicó que aquel era el mercader a quien tenían que proteger. Una vez hechas las presentaciones, ambos acordaron encontrarse en la salida de la villa dentro de una media hora, dándole tiempo así para ir a buscar a su compañero de misión.